
El escritor francés Pascal Quignard, autor de unas 70 obras, entre las que destacan «Todas las sombras del mundo» y «Las sombras errantes», es ganador del premio Formentor de letras 2023 «por la maestría con la que salvó la genealogía de pensamiento literario», según la fundación que otorga este premio, dotado con 50.000 euros (unos 55.000 dólares), que se suma a otros que ya ha recibido el narrador, como Goncourt y Jean Giono.
por los suyos personajes «resbaladizos y complejos, densos y fugaces y articulan las profundidades psicológicas más sutiles de la personalidad humana“, también consta en el fallo del jurado de este prestigioso reconocimiento, que en ocasiones anteriores recibió del mexicano Carlos Fuentes a los españoles Juan Goytisol, Javier Marías y Enrique Vila-Matas, y escritores argentinos como Jorge Luis Borges, Ricardo Piglia, Alberto Manguel y Ricardo Piglia, y el rumano Mircea Cartarescu, la francesa Annie Ernaux y el holandés Cees Nooteboom.
¿Quién es Quignard?
Quignard nació hace 74 años en Verneuil-sur-Avre, en el seno de una familia de músicos y expertos en literatura clásica. Además de tocar el piano y el violín -menos frecuente este instrumento porque sufría de artritis-, es autor de más de 70 obras, entre ellas «Württemberg Hall» (1986), «Todas las mañanas del mundo» (1991, adaptación cinematográfica de Alain Corneau y protagonizada por Gérard Depardieu), «Terraza en Roma(2000, Gran Premio de Novela de la Académie française)«Villa Amalia» (2006, Gran Premio Jean Giono), «Sombras errantes» (2002, premio Goncourt), «Misteriosa solidaridad«(2011), «Lágrimas«(2016) y»amo el mar» (2022).
si bien Es considerado uno de los máximos representantes de la literatura francesa.y, el escritor se aparta de la imagen clásica del intelectual galo. Trabajó en la década de 1990 para la prestigiosa editorial Gallimard, donde ocupó varios cargos hasta convertirse en el secretario general de la editorial, pero decidió dejar estos cargos para jubilarse y escribir. Así se instaló en la pequeña localidad de Sens, a 130 kilómetros de París, en el departamento de Yonne.
Desde entonces Quignard, que estudió filosofía en su juventud Con Immanuel Lèvinas, Jean-François Lyotard y Paul Ricoeur, lleva tres décadas alejado del ruido parisino y de todo lo que implica una participación activa en la escena pública: evita las manifestaciones, Da pocas entrevistas y elige una vida solitaria con sus libros, música, animales.. “Trato de no dar un discurso, de no hacer nada que sea del mundo o de la política, algo de lenguaje salvaje. Eso es lo que busco en la oscuridad del teatro: algo un poco más auténtico”, dijo. hace tiempo.
En su veredicto, el jurado integrado por Ramón Andrés, Anna Caballé, Juan Luis Cebrián, Víctor Gómez Pin y su presidente Basilio Baltasar destacaron su respeto por la tradición de los clásicos y la literatura universal: «En sus numerosos libros, la radiante erudición y creadora se renuevan las energías de la fuente primigenia. Ese es un legado grecolatino, medieval y barroco, del pensamiento oriental y de la filosofía occidental, que inspira asombro ante la monumental invención de la literatura universal».
El disco está repleto de adjetivos y elogios para la ganadora: “La separación entre filosofía y literatura, reflexión y contemplación, inspiración y experiencia, es innecesaria en una obra que teje con maestría nervio conceptual, ilusión poética y caudal musical de una prosa inagotable y efervescente. Nuestro autor es heredero de una gran tradición intelectual europea y artífice de una renovación estilística que combina géneros, disciplinas, habilidades y conocimientos de gran amplitud”.
Quignard se describe a sí mismo como «barroco», una palabra que puede no ser suficiente para definir su manera de combinar historia, filosofía y poesía en obras que serpentean entre el ensayo, el relato y el aforismo. “Busco la intensidad de las emociones de cualquier manera. No soy un clásico, no busco la perfección. El barroco busca intensidad, no belleza. Si podemos llorar, somos felices»indicó en una entrevista el mes pasado.
“La separación entre filosofía y literatura, reflexión y contemplación, inspiración y experiencia, es innecesaria en una obra que teje magistralmente nervio conceptual, ilusión poética y caudal musical de prosa inagotable y acalorada”, opinó el jurado sobre este género. Comentario.
El Premio Formentor tiene una larga historia. Convocado por primera vez en 1961, fue fundado por un renombrado grupo de editores europeos, incluidos Carlos Barral, Claude Gallimard y Giulio Einaudi. Debe su nombre al idílico cabo de Formentor, donde se celebraron las reuniones, debates y tertulias literarias que inspiraron la creación del premio. Estas conferencias y la entrega de premios tuvieron lugar en el Hotel Formentor.
En su primera fase, el premio se otorgó hasta 1967, y en 2011 se restablecieron las charlas y el premio, aún asociado al Hotel Formentor. En ese período fueron premiados grandes autores como Samuel Beckett, Jorge Luis Borges, Jorge Semprún, Saul Bellow, Juan García Hortelano, Dacia Maraini, Uwe Johnson, Carlo Emilio Gadda, Gisela Elsner, Nathalie Sarraute, Stephen Schneck y Witold Gombrowicz.
En su segunda fase recibió a Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, Javier Marías, Enrique Vila-Matas, Ricardo Piglia, Roberto Calasso, Alberto Manguel, Mircea Cartarescu, Annie Ernaux, Cees Nooteboom, César Aira y Liudmila Ulítskaya.