
La semana pasada, una mesa redonda muy inusual reunió a los máximos responsables del Ministerio de Defensa ya dos exministros que simbolizan la política del gobierno y la oposición en esta materia. En una Semana Santa completamente diferente, en la que hace 36 años se produjo la primera rebelión de Karapintada, se dieron cita en la Universidad de la Defensa para la presentación de un libro «FONDEF: política de estado», autor del texto Agustín Rossi, actual jefe de Estado Mayor y dos veces jefe del Ministerio de Defensa; su actual propietario, Jorge Taiana; la exministra del Territorio Nilda Garré, Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (EMCO), el teniente general Juan Martín Paleo y triple titular de la misma cartera durante las presidencias de Raúl Alfonsín, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde, el radical Horacio Jaunarena.

Motivo de celebración, porque más que una mera presentación, fue el acuerdo implícito de fuerzas enfrentadas en medio del clima preelectoral. Él Fondo de Defensa Nacionalde lo que se trata es de una ley nacional aprobada en los últimos momentos del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en la Cámara de Representantes por el entonces presidente del bloque Agustín Rossi, como característica fundamental para asumir la cartera adecuada que ofrece el recién electo presidente Alberto Fernández.
Lo significativo del tema fue el objetivo: destinar una cantidad fija e intransferible a otros fines con cargo a fondos estatales, para actividades en la renovación del equipamiento de las tres Fuerzas Armadas. Lo que llamó la atención en esta situación fue la amplia aprobación de la instancia, con solo 8 votos en contra -pues el exministro Garré recordó que apoyó la iniciativa del bloque Frente de Todos que también votó por la UCR, la Coalición Cívica- que apoyó la iniciativa con decisión- y PRO. En el Senado, el oficialismo tuvo que valerse por sí mismo, pero logró convertir el proyecto de ley en ley.

Mediante la colocación de 0,8% del presupuesto este año con estos fines, y con el objetivo también de dar importancia a la industria nacional en este proceso de modernización y recuperación de materiales y equipos, FONDEF presenta el primer esfuerzo -sistemático- de pasar página para hacer efectivas las capacidades de las Fuerzas Armadas. El Ministro Taiana se preguntó: «¿Argentina debe tener una fuerza armada con capacidad de respuesta? Hay quienes nos alientan a que no tengamos defensa propia sino la guardia nacional”. Taiana respondió: “un mundo bipolar como el actual, en un país lleno de riqueza, cuanto mayor sea su población, nos demuestra que es imperativo responder positivamente”.
Coincidiendo con los peronistas kirchneristas Rossi, Taiano y Garré, un radical Jaunarena Enfatizó implícitamente su distanciamiento de posiciones como la de Ricardo López Murphy, otro exministro de Defensa. Abogó por «cuidar el Fondo para garantizar el imprescindible proceso de modernización de las Fuerzas Armadas». Lo dijo en una plataforma difícil de imaginar en la coyuntura política actual en otros aspectos doctrinales y programáticos. Lo que la retórica ideológica llama pomposamente «política de Estado» es quizás, más modestamente -pero con realismo- la generación de acuerdos nacionales esenciales y la celebración desvergonzada de su producción y mantenimiento. Lo significativo es que estos participantes enfatizaron, no hace mucho tiempo, sus diferencias en otros aspectos de la política de defensa. El acuerdo único también fue celebrado por el General Paleo: «FONDEF es un enfoque completamente diferente para la Fuerza (en comparación con otros en el pasado, JLB) y es crucial en términos de futuro».

En estos tiempos políticos difíciles, FONDEF parece ser el que se menciona mucho «cisne negro»cuya reproducción en otras áreas serviría efectivamente a la sana vida de la República.