
Separadas por más de 1.200 kilómetros y 44 años de vida, dos mujeres se han convertido estos días en símbolos temporales de la violencia de género en el Perú, un problema recurrente en un país machista, al que ni el Estado ni la sociedad logran responder pese a las demandas de una feminista. organización y líder.
Katherine Gómez (18) murió a fines de marzo luego de que su exnovio (21) la rociara con gasolina y le prendiera fuego. en una plaza muy concurrida en el centro de Lima. Apenas unas horas después, Juana Larico (62) fue víctima de un idéntico ataque por parte de su pareja (73) en una modesta casa de la sureña localidad de Juliaca.
No son casos aislados: en 2022, 137 mujeres en Perú fueron asesinadas por sus parejas, exparejas o pretendientes. El año anterior fueron 147, y en 2020 la cifra fue de 138. Y en cada uno de esos años se denunciaron miles de casos de violencia de género.
“Debemos deshacernos de los estereotipos y patrones socioculturales que perciben la masculinidad como superior a la feminidad”dijo Télam Sofija Romero, quien estuvo a cargo de la dirección contra la violencia de género en el Ministerio de la Mujer de Perú.
Para Romero, el país ha avanzado en el combate a la violencia de género, pero aún le falta reducir la expresión más perversa de estos ataques: el feminicidio.
Katherine accedió a encontrarse con su expareja, una vendedora ambulante cuyo paradero ahora se desconoce, para explicarle cara a cara por qué había decidido terminar la relación. Por seguridad, prefirió reunirse con él en la céntrica Plaza Dos de Mayo de la capital, donde siempre hay mucha gente.
La vigilancia de las cámaras de seguridad de la zona muestra que el asesino, Sergio Tarache, por quien ahora se ofrece una recompensa de 13.000 dólares, compró gasolina en un poblado cercano. Ante la renuencia de Katherine a continuar con el noviazgo, la roció con combustible y la encendió con fósforos.
Tarache huyó a pie, aprovechando que la gente prefirió ayudar a la víctima antes que perseguirla. Las cámaras lo muestran corriendo alocadamente por el centro de la ciudad sin ser interceptado por la policía ni nadie más.
Ahora, los allegados a la víctima temen que haya logrado irse a Venezuela, su país natal.
En Juliaca, Larico aparentemente logró vencer a la muerte, pero con quemaduras en el 40% de su cuerpo. En este caso, la policía logró atrapar de inmediato al atacante, quien en las primeras horas se negó a cooperar con su declaración.
Decenas de personas invitadas por la ONG feminista Manuela Ramos se dieron cita estos días frente al Ministerio de la Mujer, no solo para expresar su rechazo a la violencia, solidarizarse con las víctimas y exigir una reacción del gobierno, sino también para protesta contra las declaraciones del titular de ese ministerio. maletín.
Nos gustaría que los jóvenes elijan con cuidado con quién estarán, porque deben ser conscientes de que merecen vivir sin violencia, dijo la ministra Nancy Tolentino, por lo que varios sectores la acusaron de culpabilizar a las víctimas.
“A no aceptar ninguna obligación o relación con una persona que no los respeta, que viola sus derechos, que no los trata con la dignidad que se merecen”insistió Tolentino en aquella ocasión.
La violencia no se expresa únicamente en el asesinato de mujeres, figura incluida en la legislación peruana desde 2014 para agregar agravantes a los asesinatos por razón de género. Cada año se denuncian y documentan miles de casos de abuso físico, psicológico y/o sexual.
Por ejemplo, en 2022 se reportó y documentó la desaparición de 478 mujeres, entre niñas y adolescentes. Se estima que la gran mayoría de estos casos son de violencia de género, y que las cifras podrían ser aún mayores si se denunciaran todos los episodios.
“El elemento central de este tipo de delitos es la discriminación y subordinación estructural de las mujeres como consecuencia del machismo”.María Isabel Rosas
En el informe titulado «¿Qué les pasó?», la Defensoría del Pueblo documenta aquellos casos de mujeres cuyo paradero nunca se sabe.
Falta de educación sobre la igualdad de género
“Todo esto se debe a la falta de educación sobre la igualdad de género y al machismo imperante en la sociedad. Todavía prevalece la creencia de que las mujeres son propiedad privada (de los hombres), que son su dominio y que no pueden tolerar que una mujer termine una relación», dijo la psiquiatra Vanessa Herrera del Instituto Nacional de Salud Mental.
«Desde tu primer enamoramiento, puedes ver signos de dominio, control, celos. Solemos llamar a estas relaciones tóxicas, pero son formas de violencia psicológica, física e incluso sexual. Por eso tenemos que intervenir temprano”, agregó Herrera a la agencia estatal de noticias Andina.
En los últimos años, el gobierno intentó implementar una política de igualdad de género, pero los esfuerzos fueron insuficientes.
Además, en el Congreso y en la arena política, las fuerzas conservadoras de derecha e izquierda se están uniendo para luchar contra lo que desdeñosamente llaman «ideología de género».
“El elemento central en este tipo de delitos es la discriminación y la subordinación estructural de las mujeres como consecuencia del machismo”, argumentó la abogada María Isabel Rosas, exviceministra de la mujer.
“Por ello, es fundamental y urgente implementar una estrategia de intervención eficaz y oportuna, y que las políticas del Ministerio de la Mujer tengan un impacto positivo en las mujeres y la sociedad, evitando la naturalización de la violencia de género y la tolerancia social”, agregó. .
“Hay un sistema que no funciona”, admitió la Defensoría del Pueblo Eliana Revollar, cuya oficina está al frente del problema.
Aunque no se presentaron cifras comparativas, el Ministerio de la Mujer y la Defensoría del Pueblo estiman que en el Perú tradicionalmente conservador el problema es aún más grave que en otros países de la región.